sábado, 13 de enero de 2018

QUERIDO LECTOR

Sí, escribo historias. Pienso en poesía. Vivo sueños plasmados en páginas blancas. Lleno espacios. Divido y resto odios y rencores. Pongo comas, puntos suspensivos o puntos finales, dejando cuentos a medias o, simplemente, esperando que alguien lo haga por mi.
Sí, soy escritora. Plasmo sentimientos con los pinceles de mis manos. Creo esculturas con el barro que voy apartando de la lluvia que cae en mi tierra inútil. Decoro interiores con amplios ventanales desde los que puedo ver el mar. Coso palabras, bordo con hilos de oro adornos, figuras fantasmagóricas e incluso muertos vivientes. 
Sí, tú me lees. Quizás sin entender metáforas ni la esencia de mis versos o mis relatos. Quizás creyendo entenderlo todo, para darte cuenta que el final ni te llena ni te aporta nada. Quizás entendiendo todo para entenderme a mi. 
Sí, mi querido lector, mi querida lectora. A veces, nada es más real que lo que aquí lees. A veces, nada es real. A veces, se desnuda el alma y, muchas más, se viste con prendas prestadas de fantasías irreales.
De ti depende como lo leas, de ti depende donde pongas las comas o los puntos cuando recorras mis líneas con tus ojos. De ti depende como vivas la sensación que te produzca un poema. Los recuerdos o los odios que hagan que se llene tu corazón. Incluso los celos. Incluso el perdón. Incluso, porqué no, el orgullo, la prepotencia o la más triste soledad.
Querido lector: yo sólo escribo. No para uno ni para dos, si no para todos. Hombres y mujeres que os acercáis intentando buscar un poco de compañía, en algo tan hermoso o tan frío como unos versos de amor o un relato de ingratitud. 
Sí, escribo historias. Simplemente historias. 
Gracias, por darle vuestra propia imaginación, por hacer que cada una de mis pequeñas obras puedan llegar a sanar almas heridas o a alegrar corazones enamorados.

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