jueves, 10 de agosto de 2017

LA ULTIMA CITA

Sentado en un banco de un parque dejaba que sus pensamientos divagaran a su antojo. Recordaba momentos de su niñez y de su adolescencia. Bendita inocencia que ya casi ni existía.
 Sus ojos recorrían el sendero de izquierda a derecha, de derecha a izquierda. Esperaba. 
Los minutos se hacían eternos. ¿Qué hora era? Volvió la mirada hacia su muñeca izquierda...Vaya!!! Otra vez se había olvidado su reloj en casa...
Refrescaba. Tiró un poco de la manga de su jersey de cachemira. Un momento!!! No lo tenía puesto. En su lugar llevaba un traje negro, con una camisa blanca y una corbata...también negra. Y zapatos y calcetines del mismo color. Ni sus vaqueros ni sus tenis deportivos. 
Y tenía frío...mucho frío.
Esa chica no venía. Tenía una cita. La espera se hacía eterna.
Un cigarrillo calmaría sus nervios. Buscó, desesperado, en el bolsillo de la chaqueta su paquete de Ducados. Inexplicablemente, tampoco estaba. Dios!!! Qué cabeza la mía, pensaba. Ni el reloj, ni el tabaco...ah, la cartera!! Buscar un estanco era la única opción. Pero sus bolsillos estaban vacíos.
Y ese frío...ese frío que le calaba los huesos.
Imaginó el último año, el último mes, ayer. Su vida dió un giro inesperado. Una sala de urgencias, un recorrido por máquinas que exploraban su cuerpo, una habitación con un cartel en la puerta : Paciente aislado.
Por fin!!! Su cita estaba llegando. Lentamente, la vió aparecer en el recodo del sendero. Caray!!! También vestía de negro...
El frío...el frío se hacía intenso.
Se acercaba a su banco, a ese punto de encuentro que marcaba el final del trayecto...de su trayecto.
No supo que hacer. Huir no era lo correcto. Las citas hay que cumplirlas. Así que esbozó una sonrisa y tendió su mano hacia la de ella. Al tocarla entendió. Estaba tan fría como la suya, como todo su cuerpo ya inerte.
Y se fueron juntos. Era su último viaje. Su última cita...