lunes, 26 de febrero de 2018

24 HORAS

Amanece...

Despiertos los sentidos y entumecido el cuerpo. Los ruidos en la planta baja confirman que ya hay trajín en la cocina. El desayuno está listo. 
Estirándose, sus músculos empiezan a renacer. Un día más comienza. 24 horas nuevas para vivir.

Los sueños de la noche han quedado atrás. Intenta recordarlos pero ya no están. Algún día son nítidos, la mayor parte...sólo bruma.

Abandona la alcoba y esboza su primera sonrisa. Dedicada al reflejo que ve en el espejo. Sin ojeras, pero con carita de sueño. Una ducha con agua fría aún en pleno invierno. Estremece...

Su primera comida es frugal. No necesita más. Su alimento son pequeñas cosas que alegran su interior. Un paseo, un libro, el vuelo de un pájaro, un saludo, una visita inesperada...

Divide su día como mejor le parece, pero su tren camina siempre. Tiene pocas paradas y en esos andenes no baja. Percibe, siente y comprende. Historias de cada cual. Miradas errantes. Silencios. Nada hay más diferente que un andén lleno de gente. Por eso pasa de largo...

Atardece...

El Sol comienza a ocultarse. Hay que volver a casa. Recoger sentimientos que has encontrado y dejar ir los que has dado...Cazar las últimas mariposas y dejarlas libres más tarde...Ya casi se ve la Luna...

Anochece...

De nuevo en su alcoba, filtra aquel pensamiento con el que se quiere dormir. No negativo, porque no los hay...Fotografías, recuerdos, su día en un flash...Mañana será otra oportunidad, otro album que guardar, otra página que llenar y otro libro...para cerrar.



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