miércoles, 21 de febrero de 2018

AGUA II

Los que lo habían querido...o aquellos que siguen queriéndole. Esa idea de no olvido martilleaba sus sentidos.
Una brizna de hierba roza su piel...se mira la mano...esa mano que ahora nota hielo aún cuando caminaba con Sol.
Estremece ante el estertor de la muerte? No puede ser...
Mueve su mano para tenderla hacia el viento. Sus dedos danzan y, poco a poco, recupera el sentido.
Como una luz se sacudió el polvo...miedo...quizá latía con él...ó, a lo mejor, temía ya no encontrar mariposas al caer. O ver indiferencia que no existe más que en otras mentes distintas a la que siente, de nuevo, cercana.
Ya no aguarda lo que, sin querer, dejó en una esquina que es pared fortalecida en años con calor y risas. No sabe...duda, o sabe que no debe dudar aún cuando hubo guerra.
Anochece. Nada está en esa Luna donde está todo...todo lo que es lazo...eso piensa.
Tiembla...su boca ansía hablar y en el paisaje busca respuestas. Nada es más oscuro que un no decir, un no hablar...un no escuchar.
No cuando necesita escuchar el sonido de un rayo de luz. Que sea tormenta o arcoirís, pero que llueva. Agua eterna. Sea lo que sea lo que llueva que sea una claridad. No para él, no para ella, quizá para ambos...
Necesita sentarse de nuevo. Abraza sus piernas y mira en la profundidad de un cigarro que no se apaga...aunque odia fumar. 
Rescoldos quedan donde fuego eterno hubo. Rescoldos que le provocan calor.
El viento está calmado. Quizás ahora conteste sus preguntas...
Ha cesado la risa del destino. Pero acecha...eso piensa.
De nuevo en el suelo, vuelve sus ojos hacia la cima de la montaña que tan rápidamente había escalado. Dejándola atrás, camina de nuevo. Debe buscar su viejo manantial no secado, a pesar del tremendo y destructor huracán...Su Agua eterna...

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