sábado, 14 de julio de 2018

EL JEFE

Esas vacaciones serían especiales. Años sin poder disfrutarlas, sentado en aquella silla de oficina. Siempre aparecía algo que le impedía desconectar de su trabajo. Era el jefe...
Sus empleados se repartían los meses de verano e incluso algunos se iban en invierno. A la montaña, decían, a la sierra, a la nieve. 
Era benevolente y generoso, se decía...

Planeó con cuidado su itinerario. Todo un mes lleno de posibilidades y de aventuras. Por la costa y por el interior, con la única misión de divertirse. Chequera y tarjetas varias, maletas con ropa informal y un par de trajes...Nunca se sabe. Ah, su equipo de golf y su raqueta de tenis...Estaba listo.

Se fue dejando un hombre de confianza. Sin cabos sueltos, sin imprevistos. Su coche le esperaba aparcado ya en la acera. Siempre con chófer, le parecía increíble poder disfrutar del placer de conducir de nuevo. 

Subió con calma y metió la llave en el contacto...un ligero movimiento de muñeca...y...todo se volvió oscuro. Un estruendo rompió el silencio de la noche y una llamarada se elevó al mismo tiempo que la onda expansiva alcanzaba toda la manzana...

Y aquel jefe, aquel hombre que decía ser generoso y benevolente, aquel que trabajaba sin descanso, el que no decaía ni paraba jamás...conoció, de repente, su destino. 

Su vida estaba marcada, su muerte, que él ignoraba, señalada...Sus vacaciones...eternamente lloradas...



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