domingo, 26 de noviembre de 2017

OTOÑO

No soy de Otoño. 
El Otoño es un caminante melancólico y yo odio la melancolía. Es monótono y odio la monotonía. Tiene amaneceres grises y yo amo la luz y el sol. Noches largas y cortos días que me abruman.
Soy más Primavera. 
Cual Perséfone renazco cuando se acaba el infierno del crudo Invierno. Me dejo llevar por la nueva luz, por los nuevos colores, por esa vida nueva que, poco a poco, se va abriendo ante mí.
Pero hablábamos del Otoño.
Estación que marca estados de ánimo. La muerte de la Naturaleza deja señales marrones no sólo en los parques. En el alma suele dejar heridas profundas y en la mente recuerdos dolorosos.
Sentir que nada es eterno, que nada permanece; sólo aquello que, verdaderamente, deseas.
Y...qué deseo?
Que el tiempo no se detenga. Que el ciclo siga su curso mientras yo me refugio en las profundidades del averno, junto a Hades, mi dios. 
El Otoño se irá, dando paso al blanco Invierno. 
Y...renaceré!!!
Siempre tendré a mi Hades. Siempre volveré a sus cálidos brazos con la caída de las hojas. Y, en Primavera, llenaré la Tierra de colores alegres y luces brillantes. Una cuna de amor en la que depositar nuestros sueños...

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