jueves, 15 de junio de 2017

ENCUENTROS Y DESENCUENTROS



De todo aquel recorrido que tengas en tu vida debes separar lo bueno de lo malo, como un buen campesino  que sabe distinguir la paja de las malas hierbas. Es complicado decidir en el momento en que te encuentras con una nueva planta y desconocida para ti, si cuando crezca va a resultar beneficiosa o, por el contrario, será tan tóxica que te producirá náuseas...
Hay incluso flores que, aparentemente, poseen una belleza que te hace sucumbir a sus encantos y a oler su perfume permanentemente. Son como una droga. Quieres dejarla pero no eres capaz de olvidarla y una y otra vez vuelves a caer en esa embriaguez, en la que crees que eres feliz.
Y puedes estar años bebiendo de ese cáliz amargo, por el que llegarías incluso a dejarlo todo.
Son tan maestras del engaño que sólo dejan entrever, con pequeños detalles, la verdadera esencia de su poder de seducción. Cuando eres lo suficientemente valiente para ponerle nombre a sus hechos, estás tan enganchada que te resulta desagradable e incomodo ponerle fin a una situación insostenible.

Encuentros y desencuentros. Tantos y tan diversos a lo largo de nuestra vida. En este camino vamos avanzando pero no lo hacemos solos. Sería interminable la lista de personas que nos encontramos en el recorrido. En cada estación o etapa. Y no todas se quedan. Actitudes, amor, odio, incomprensión, falta de interés...todos factores determinantes para que las flores permanezcan o se marchiten.
El jardín va cambiando. Y así debe ser.

Poco a poco hay que dejar ir. Hay que aprender  que nadie es indispensable. Y, por supuesto, que tú tampoco lo eres.

El desencuentro duele. Es ese momento en el que, por fin, ves que la bella flor es tóxica. En el que su perfume ya no embriaga. En el que tu cerebro te martillea con la frase: "Se acabó", pero tu corazón sigue apostando por otra oportunidad. Dura lucha, la cordura contra la locura, el desencanto contra el fatal encantamiento de la falsa ilusión.
No siempre gana la razón. Pero sólo es un corto período de tiempo. Cuando ya la desilusión ha sembrado su semilla, sólo un poco de agua, una simple gota de cordura, es suficiente para que desaparezca la demencia.
Y es justo el punto final. Es la hora de lo que tanto temíamos. Y se necesita toda la fuerza y toda la valentía para llevarlo adelante. Para dejar en el camino y en el pasado esa mala hierba. Cuando su recuerdo vuelva a tu mente debes saber borrarlo, cuando la necesidad te acucie y quieras aspirar su aroma debes saber ignorarlo. Cuando se encuentre contigo en cualquier lugar debes evitarlo. El NO, debe formar parte del desencuentro para que funcione y no tener la más mínima debilidad ni duda, no pensar jamás en el SI, o en lo que todavía te podría ofrecer.

Entender que la vida no se detiene, ni tu tren se parará en la misma estación. Entender que todo pasa, todo cambia y que lo único que importa es cómo te sientas y disfrutar de tu viaje. Porque el único revisor y guardián de tu billete serás tú mismo...
( Mina 14-06-2015).

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